Karl Knights, que tenía 22 años cuando habló con CNN para este tema, se describe a sí mismo como un “caso de libro de texto” de trastorno depresivo, habiendo experimentado episodios depresivos recurrentes desde que tenía 14 años, una edad común para el comienzo de este trastorno.
Sus episodios “se cuelan por la puerta trasera“, dice, y cuando atacan, comienza una batalla contra él mismo.
Al principio, la pelea no tenía sentido, pensaba Karl. No sabía cómo ganar, cómo vencer su depresión.
Se estima que más de 300 millones de personas padecen depresión en todo el mundo, lo que representa casi el 5% de la población, aunque algunos expertos creen que las tasas son más altas.
Para la mitad de las personas, un episodio es todo lo que experimentarán. Pero después de tres o más, estos episodios tienen un 90% más de probabilidades de volverse recurrentes. Este fue el caso de Karl.
Cuando ocurre un episodio, se instala una sensación de inevitabilidad, dice Karl, y se adentra más en ese camino en el que debe luchar contra sí mismo, y los síntomas se apoderan aún más de él.
A medida que la vida se vuelve monocromática y la energía se desvanece, el deseo de realizar tareas simples también disminuye.
Karl creció en la ciudad costera de Leiston, perteneciente a Suffolk, Inglaterra. Con una población de solo 5.500 habitantes, es una comunidad pequeña.
A los 18 años, se mudó a Canterbury –en la cercana Kent– para ir a la universidad. El distrito tiene una población de más de 162.000 y solo la universidad tiene 16.500 estudiantes, tres veces el tamaño de su ciudad natal.
Karl estaba experimentando una adaptación importante, que los expertos creen que puede afectar significativamente la salud mental.
“Cuanto más grande es el cambio, más estresante y es más probable que provoque problemas de salud mental“, dijo Allan Young, profesor de Trastornos del Estado de Ánimo en el Kings College de Londres. “Si pasas de un entorno muy rural a una ciudad, será una gran adaptación, y para las personas con vulnerabilidades, eso generará problemas”.
Eso era cierto para Karl, quien pronto se saldría de control.
El abuso de drogas y alcohol es muy común en la depresión y en la universidad, dijo Young, y agregó que esto aumenta aún más la vulnerabilidad de una persona a las condiciones de salud mental. “Su uso simplemente empeora las cosas”, dijo.
Esto alimentó la condición particular de Karl, conocida como depresión melancólica, según Young. Personas que se despiertan bajo una nube negra todos los días, con problemas para concentrarse y recordar cosas, sin siquiera poder leer, como en el caso de Karl. La nube a menudo se levanta al anochecer.
Karl vivía con seis compañeros de residencia a quienes consideraba buenos amigos. Ellos intentaron conseguirle ayuda, pero durante meses ignoró sus intentos y siguió bebiendo solo, noche tras noche, despertando solo, sin poder moverse.
Encerrado en su mente y su cuerpo, Karl minimizaba en lo que se había convertido.
A pesar de los intentos de cambiar las actitudes en torno a la salud mental en todo el mundo, el estigma persiste y las personas no pueden abrirse.
Karl ahora recuerda un sentido de masculinidad y orgullo que le impediría buscar ayuda, empujándolo más profundamente en una nube de desesperanza y desesperación.
Una noche, intentaría cambiar eso. Desafortunadamente, fallaría.
Karl había tratado de explicar a sus amigos lo que estaba pasando, pero no se dio cuenta de dónde estaba ni de lo que estaba diciendo. Antes de que lo hiciera, llamaron a seguridad y la policía ya estaba ahí para llevárselo. Lo detuvieron en virtud de una sección de la Ley de salud mental del Reino Unido.
Karl dice que se sintió aliviado porque sabía que algo cambiaría. “Esto fue suficiente para que sintiera alivio cuando llegaron”.
Es decir, hasta que se despertó encerrado en una habitación blanca, con puertas y ventanas enrejadas. Y una vez más, no había nadie con quien hablar.
Karl hablaría por primera vez con alguien tres días después, cuando una junta de evaluación psiquiátrica acudiría a su habitación para identificar el mejor tratamiento posible.
Cuatro personas en cuatro sillas en su habitación, que de otro modo estaría vacía, determinarían su futuro y lo ayudarían a mejorar.
Karl estuvo de acuerdo en ir a un hospital de rehabilitación, donde durante muchos meses recibiría terapia y medicación.
Pronto se enteró de dónde se había equivocado en sus reacciones a la depresión, y se preparó para aprender más sobre sí mismo y explorar su mente. “La depresión es una condición de por vida“, anotó.
Todavía experimenta al menos dos episodios depresivos al año, pero estos ahora duran unas pocas semanas a la vez en lugar de varios meses, porque ahora sabe cómo lidiar con ellos.
Si tienes síntomas de depresión, la Asociación Estadounidense de Ansiedad y Depresión es una organización internacional sin fines de lucro que brinda tratamiento, apoyo e información sobre recursos. En este link podrás encontrar una lista de sitios web y líneas de ayuda a los que se puede recurrir en la mayoría de países de América Latina y España.